por Gabriel de Pascale
Introducción
La idea o arquetipo de Justicia Independiente, tan repetida y exaltada que se nos empieza a presentar fantástica, dista –por más o por menos- de la realidad mundana y de la precepción que la ciudadanía tiene de ella. Por supuesto que esta palpable circunstancia, impide el normal desenvolvimiento de cualquier sistema republicano básico.
La idea del Juez Independiente, solo atado a la Ley, se contrapone a la idea del Juez Popular, concepto interesante, ya que postula que este tipo de Justicia, al pertenecer y responder al grupo social más postergado en el acceso a los derechos, va a nivelar esta injusta desigualdad, desafiando los poderes de hecho. De este modo el Poder Judicial estaría legitimado por las mayorías, que participarían en forma más o menos directa en el proceso de selección y destitución de los magistrados. Algo por el estilo se intentó en 2006, por medio de la ley 26855 cuando se pretendía llevar a la boleta electoral los candidatos abogados – jueces y académicos- a integrar el Consejo y el Jurado.