Antes de comenzar, una aclaración: ¿por qué hablar de una “cultura política” en el caso de un movimiento que se define como a-político? Lo político, entendido como sistema político burgués, es para el anarquismo una farsa. Sin embargo, ello no implica la renuncia a la acción política sino a las prácticas políticas representativas, a las que entienden como un acto de delegación que convierte al individuo en ciudadano de un Estado y, por ello, en oprimido por su autoridad. Sin embargo, como veremos, legitiman la participación política a través de la propaganda y la acción directa. Entender lo político como categoría práctica (Neiburg 1999) permite considerar al anarquismo una cultura política.