Por Martin Kunik
En política es esencial no sólo estar alerta de las necesidades de la gente sino gestionar, mostrar las soluciones, comunicarlas y hacer una evaluación del impacto en el electorado. Implícitamente hay una retroalimentación entre electorado y político. El político muestra lo que hizo en su gestión y el electorado evalúa si lo hecho fue suficiente o no con su votación. En ese marco los políticos tienden a poner el foco en problemas “urgentes” que están a la vista de todos y tratan de mostrarse activos haciéndoles frente. En la lista de prioridades quedan relegados algunos problemas latentes que cada tanto aparecen generando daños materiales y humanos impensables. Tal es el caso de las inundaciones en las grandes ciudades. Mitigar los efectos de un problema que tiene una recurrencia de 10 años hace que el líder político relegue para próximas administraciones la solución de un problema “no urgente”. Mas aún, si las obras para mitigar los efectos de un problema latente no tienen visibilidad, quizás pueden pasar varias generaciones de políticos para tomar el toro por las astas.