Por Arturo Fitz Herbert
Lejos de quedar atado a determinadas ideologías y políticas públicas específicas, el concepto de modernización del Estado debería entenderse de manera amplia, como un proceso racional y planificado de adaptar las estructuras del Estado a los cambios culturales, científicos, tecnológicos y morales que se dan en la sociedad. Así definida, queda claro que la modernización no tiene un rumbo predeterminado, sino que se ajusta a cambios que se producen en un contexto más amplio y sobre los que el Estado no tiene un control absoluto.