El control ambiental ejecutado por las Entidades Fiscalizadoras Superiores en el siglo XXI, trasciende con la auditoría ambiental desde el escenario de la empresa y la industria para evaluar los niveles de contaminación industrial y su enfrentamiento por el Estado, hacia la evaluación de los recursos hídricos, la biodiversidad y al seguimiento del cambio climático por la pertinencia de la cuestión ambiental en pos del desarrollo sostenible.