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La seguridad sólo se alcanza con justicia

En los últimos días la sociedad ha sido conmovida por episodios de violencia pocas veces vistos desde la recuperación democrática. Mucho se ha repudiado este accionar y hasta se ha hablado sobre los justificativos de estos comportamientos, pero una vez más hemos evitado interpelarnos como sociedad y analizar profundamente las causas y consecuencias de nuestro accionar.

Tampoco nos hemos detenido a pensar sobre el significado de las palabras. Bajo el eufemismo de una supuesta justicia por mano propia se encubren verdaderos linchamientos públicos. Algunos de ellos terminan en asesinatos, otros en lesiones leves, ambos delitos graves. Estos hechos nos hablan de una sociedad violenta y esta violencia no resulta ejemplificadora sino que genera más resentimiento en el tejido social.

Otrora, contrato social mediante, los ciudadanos hemos resuelto otorgar al Estado, bajo la vigencia de la Constitución y las leyes, la resolución de los conflictos interpersonales calificados como delitos, entendiendo que la ley del más fuerte y el ojo por ojo violaba las garantías del Estado de derecho, que cada uno de nosotros aspiraba para sí mismo. No obstante, hoy nos encontramos con una sociedad que reacciona ante la falta de respuestas retrocediendo en estos conceptos.

Los derechos humanos son de todos, y en todo tiempo, no hay situación que justifique su vulneración. En un Estado de derecho es precisamente el Estado quien debe garantizarlos a través de políticas públicas de educación e inclusión social, dirigentes y gobernantes que con el ejemplo eviten la violencia y propendan al debate de ideas y brinden respuestas efectivas a las demandas sociales. Pero además debe garantizar el derecho a la seguridad y a la justicia, y en aquellos casos en que se quebrante la ley investigar y castigar a quienes cometen delitos, y, según la función atribuida, cada poder, cumplirla con eficiencia y de cara a la sociedad.

Es necesario contar con fuerzas de seguridad profesionales que se encuentren a la altura, tanto en formación como en equipamiento y remuneración, que trabajen coordinadamente con el Poder Judicial; para ello, es imprescindible el compromiso de todos para dar señales claras y acabar con la impunidad, discutir seriamente y con responsabilidad cada engranaje del sistema de justicia, las leyes de fondo que le sirven de sustento y permiten aplicarlas, la idoneidad de quienes las aplican y la forma en la que las sentencias se cumplen.

Nota publicada en:
http://www.diariobae.com/notas/10937-la-seguridad-solo-se-alcanza-con-justicia.html
http://www.puntojus.com/index.php/opinion/3073-la-seguridad-solo-se-alcanza-con-justicia