Como sugeríamos en nuestras reflexiones sobre: “La Inseguridad y los habitantes de la calle” los jóvenes (y no tan jóvenes), precisan vital y virilmente de un proyecto o motivo digno, con gallardía y garbo, para vivir y convivir y así sentirse útiles y no inútiles, apreciados y no más despreciados ni objetos de burla o desdenes desgarradores y ultrajantes como ahora, cuando se los tiene por viles excluyéndoselos de las oportunidades y aún del trato que gozan las demás, en una desgracia de maltrato propio de una infamia vernácula estructural.