Hace unos años, al volver de nuevo a la Universidad Nacional de Mar del Plata, en donde en varias ocasiones había intervenido en la Maestría de Trabajo Social dirigida por el profesor Enrique Di Carlo, maestro ya desaparecido, fui invitado a visitar en esta ciudad la Cooperativa de suministro de energía eléctrica que abastecía a un amplio sector de la población y quedé impresionado de la calidad de sus instalaciones, del rigor de su planificación, de la competitividad de precios y el buen suministro del servicio, en contraste con otras empresas mercantiles de este mismo servicio público.