En cierto sentido, cada muerte es un fracaso para el hospital, concebido este para garantizar la vida, no para organizar la muerte. Ni médicos ni enfermeras han sido preparados para organizar la muerte como hecho social y personal.
En cierto sentido, cada muerte es un fracaso para el hospital, concebido este para garantizar la vida, no para organizar la muerte. Ni médicos ni enfermeras han sido preparados para organizar la muerte como hecho social y personal.