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Día del agua ¿sin agua?

El derecho independiente de acceso efectivo al agua potable tiene un papel importante para conseguir otros derechos, comenzando ante todo por el derecho primario a la vida misma y no solo humana sino también vida celular y microbiana, de las tierras para sostener y expandir su eficacia productiva, vida vegetal de los cultivos, bosques y montes, vida animal del ganado; en resumen, vidas que hasta ahora se han sostenido unas a otras.

Conforme visualizara sabia y solidariamente nuestro Sumo Pontífice Benedicto XVI, ya en 2009 imploró “que es necesario e impostergable madure una conciencia más solidaria que considere el acceso al agua como derecho universal de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones”

La diarrea es la segunda causa más importante de muertes de niños por debajo de los 5 años. La falta de acceso a agua potable mata más niños que el SIDA, la malaria y la viruela juntos.

En solo un día más de 200 millones de horas del tiempo de las mujeres se consumen para recolectar y transportar agua para sus hogares.

III)  El saneamiento, más que muchos otras cuestiones de derechos humanos, evoca el concepto de la dignidad humana; se debe considerar la vulnerabilidad y la vergüenza que tantas personas experimentan cada día cuando, una vez más, se ven obligadas a defecar al aire libre, en un cubo o una bolsa de plástico.  Es lo indigno de esta situación lo que causa vergüenza.”

En efecto, según el reporte del 2009 de la Organización Mundial de la Salud y de UNICEF que lleva por título “Diarrea: Porqué los niños siguen muriendo y que se puede hacer”: cada día, 24.000 niños mueren en los países en desarrollo por causas que se pueden prevenir como la diarrea producto de agua contaminada. Esto significa que muere un niño cada tres segundos.